Cuando hablamos de barbas, ¿Cuántos tipos de barba se te ocurren? Frondosas, recortadas, de dos días, solo el bigote, solo la perilla, solo patillas... ¿Y cuántos personajes? Reyes, artistas, piratas o gente corriente. Dejarse barba larga y cuidarla con esmero se ha convertido en un acto de lo más cotidiano a día de hoy, y aunque creamos que se trata de un hábito moderno...su historia tiene mucho más tiempo del que imaginas.
¿Quieres conocer más sobre la historia de la barba y sus cuidados?
Desde la más remota Antigüedad el hombre ha dado una especial importancia a su barba y al modo de cuidarla: si nos remontamos a épocas prehistóricas por ejemplo, los hombres ya aparecían generalmente barbados, aunque las razones eran mucho más funcionales que a día de hoy: servía tanto para amedrentar a los enemigos y animales salvajes, como para preservar su cara del frío y las agresiones.
Se sabe que algunos de ellos cortaban su barba en seco utilizando conchas puntiagudas y piedras afiladas y además la cepillaban utilizando ramas, con lo que conseguían cuidarla, desenredarla y darla forma.
Conforme avanzaba el tiempo, la barba perdió es matiz funcional para dar paso a una connotación representativa que ha perdurado hasta día de hoy: desde que existe constancia escrita y gráfica, la barba ha sido símbolo de virilidad, de sabiduría o de autoridad, y curiosamente cuidarla y cepillarla significaba demostrar el poder de quien la portaba. En todos los pueblos de la Antigüedad, mostrar una imagen de poder y sabiduría se materializaba en una larga y cuidada barba: tener un cabello y una barba cuidada y cepillada o un cuerpo cubierto de pelo, eran sinónimos de ser un hombre honrado, viril, valiente y sabio.
Por ejemplo, las esculturas babilónicas o las momias egipcias nos muestran cómo en estas culturas se cuidaban y cepillaban la barba con esmero con diversos métodos y herramientas, sin olvidar que tanto en las diversas mitologías como en las diferentes religiones a lo largo del tiempo, los dioses y los héroes más poderosos se representaban con la majestuosidad que les otorgaban unas largas y cuidadas barbas, que requerían de peines o cepillos especiales para su mantenimiento.
Conforme avanzaba el tiempo hacia la Edad Media y más aun en la Edad Moderna, el cuidado del cabello y de la barba era vital para resaltar esa sensación de poderío. Incluso los grandes caudillos, como Anibal o Justiniano, se representaban con el poder que configura una cuidada barba, no necesariamente larga o voluminosa, ya que las barbas recortadas también requieren de cuidados para lucir adecuadamente. Numerosos reyes y monarcas (como Wifredo “el velloso”) tenían por tradición manifestar su poder a través de sus cabellos y barbas que cuidaban y cepillaban para aportarlas el lustre y potencia propios de su rango. Es más...¿Sabías que el castigo más cruel era afeitarles y cortarles el pelo?.
Durante los siglos XVI Y XVII el cuidado del cabello y las barbas no dejaría de ser signo de poder y majestuosidad. El acicalado, peinado o empolvado de cabello, barbas y bigotes fue considerado como demostración de elegancia, de poder y de conocimiento de las clases altas.
A esto se suman las diferencias culturales: el vello puede tener simbolismos completamente distintos dependiendo del país. Los judíos, por ejemplo, se caracterizan por usar barbas muy pobladas. ¿Por qué? La barba es el pelo que crece entre la cabeza y el resto del cuerpo: para ellos, es el puente que une la mente y el corazón, los pensamientos y las acciones, teoría y práctica, las buenas intenciones y los buenos hechos. Los judíos varones no cortan sus barbas, sino que la dejan crecer libremente, abriendo con ello un flujo directo entre sus ideales, filosofías y forma de vida diaria.
Si partimos de la historia, la mitología, la religión o los dichos populares vemos que la barba ha estado y está presente en leyendas, relatos, historias o canciones. Nos podemos extender con diversas imágenes o comentarios donde se elogia la barba y su cuidado... es tan amplia su presencia, que podemos incluso acudir al cancionero popular. ¿Conoces la melodía que acompaña a esta letra?
Mi barba tiene tres pelos
Tres pelos tiene mi barba
Si no tuviera tres pelos
Pues no sería una barba
En resumen, hoy en día la barba y sus cuidados... pueden haber perdido ese significado, pero lo cierto es que sigue siendo labor habitual para el hombre, símbolo de estar al día, de modernidad o de madurez. Quizás el hombre tanto desde la antigüedad como en la más reciente de las tendencias ha procurado ser atractivo a los demás, bien sean sus enemigos, sus súbditos, sus admiradores o sus parejas. Para ello no han escatimado medios en cuidar su apariencia y en concreto sus barbas.
Pero…¿cómo debe cuidarse una barba?
Como hemos mencionado, desde la prehistoria hasta nuestros días se han empleado desde huesos, a ramas, conchas, peines y actualmente cepillos. Ahora además, se procura que ese cuidado de la barba, ese cepillado, ese lustre, sean compatibles con el medio ambiente, con la ecología, con la sostenibilidad. Estamos en un momento en el que sabemos que hemos de cuidar nuestra barba, pero además, hacerlo con cuidado del medio ambiente, del planeta, de nuestros semejantes.
La técnica y la experiencia nos deben ayudar a buscar las maneras de compaginar ambos objetivos. De este concepto de cuidado del pelo, de la barba y del planeta han surgido aceites, ungüentos, estudios y medios técnicos que permiten un mejor cuidado y, al tiempo, hacerlo con el cuidado del medio ambiente. Es ahí donde en Dasos hemos puesto énfasis: buscar la manera de atender ese deseo de cuidar la propia imagen, de cuidar la barba y simultáneamente, de hacerlo con respeto al ecosistema y amor al medio ambiente.
¿Cómo podemos cuidar la barba?
Los estudiosos de la cosmética, de la peluquería, de la artesanía y del medio ambiente han descubierto sistemas de compaginar esta inquietud de cuidado de uno mismo y el cuidado del planeta al mismo tiempo.
Estos expertos recomiendan como primera medida, lavar el pelo de la barba con frecuencia (si lo haces con agua caliente, mejor) con una buena ducha o en el lavabo de mano si lo prefieres. A continuación, lo mejor es hidratarla con aceites ecológicos, o tratarla con aceite o bálsamo que la haga dúctil y flexible. Por último, deberás cepillarla con la técnica y el mimo que ese cuidado requiere para conseguir dotarla de suavidad y brillo. El aceite aporta peso al pelo y facilita la tarea de desenredar los nudos que diariamente se generan en las barbas. Además evita los molestos tirones y enganchones que se producen, independientemente de la longitud y el estilo que se escoja para cuidar y lucir la barba.
Como recomendación adicional, debemos mencionar que evitar el uso de secadores al cuidar la barba. Su empleo agrede al pelo húmedo y puede chamuscarlo si lo aproximamos demasiado. En cualquier caso, si decides emplear el secador, lo mejor es esperar unos minutos para que el pelo se atempere y mierda un poco el agua, pero ten en cuenta que el calor puede hacer que el pelo se vuelva más débil y vulnerable ante la acción del cepillo.
¿Ya estamos preparados?
Para un buen cuidado de la barba debemos disponer de algunas herramientas como un peine de púas, un cepillo de cerdas naturales para barba o unas tijeras, por si algún pelo rebelde dificulta la correcta operación del cuidado de nuestra barba.
El cepillo debería ser de un material no agresivo con nuestras barbas, por lo que lo mejor sería emplear cepillos con cerdas naturales que, entre otras muchas cualidades, actúan sobre el sebo que produce el cabello naturalmente, eliminándolo o suavizándolo...
El nivel de dureza o suavidad de sus filamentos dependerá del tipo de barba que vayamos a cepillar, siendo mayor la de pelo de jabalí para barbas gruesas, y la menor la de pelo de caballo para barbas más delicadas. Este tipo de filamentos naturales proporcionan la suavidad y firmeza necesarias para deslizarse sobre el pelo sin dañarlo, pero con la fuerza suficiente como para desenredarlo y alisarlo. El cepillado ha de ser preferentemente siguiendo el curso natural del pelo, ya sea de arriba abajo o de un lado a otro, evitando en cualquiera de los casos forzarlo mediante la manipulación a contrapelo, que puede perjudicarlo o alterar su estructura. De este modo además, se logra educar al pelo haciendo que se coloque y deslice de la manera natural y tratando de impedir nudos, enredos o rotura de las puntas, hechos que a la larga perjudican la apariencia de la barba cuidada, por lo que trata de evitar en la medida de lo posible los tirones y pasadas rápidas para conseguir el correcto cuidado de la barba.
Si además de buscar un cuidado perfecto de la barba, somos personas preocupadas por el medio ambiente, por el respeto de El Planeta, por el cambio hacia un estilo de vida saludable y hábitos de consumo concienciados... la mejor alternativa es sin duda emplear un cepillo de madera y evitar el plástico como material principal. Además, los cepillos de madera maciza no son sólo elementos mucho más duraderos en el tiempo, sino que además pasan a formar parte de la decoración diaria de tu hogar, ya que la madera aporta unos colores y texturas únicos a cualquier ambiente.
En ese y otros muchos sentidos, puedes contar con nuestros productos Dasos, que gracias a la aportación de diseño, materiales y valores de Sintala Design, podemos ofrecer la mayor variedad de cepillos de madera, naturales, hechos a mano y de procedencia sostenible y local...que encontrarás en venta online. Sin talar ni un árbol, sin agredir al bosque. Olivo, encina, sabina... todas nuestras maderas recuperan el auténtico valor que merecen al ser recuperadas de un futuro tan incierto como el fuego de una estufa.